martes, 21 de abril de 2009

La Parrala, Un Mito, Una Leyenda


(Flor Dalia Cactus)

Dolores Parrales Moreno “La Parrala”, nació en Moguer, Huelva, en 1845. Inició su andadura por el cante en un café cantante existente en la Plaza del Marqués de Moguer, pero su formación artística la realizó en Sevilla, consiguiendo la fama en el café Silverio de la capital andaluza.
Contrajo matrimonio con el guitarrista Paco de Lucena, uno de los principales maestro de la guitarra andaluza, y ambos actuaron en París, en 1889.
En 1884 lo hizo junto a otros cantantes de la época, entre ellos “La Macarrona”, durante una larga temporada en el café cantante de la Plaza de La Marina de granada, cosechando grandes éxitos y reconocida fama, haciendo de ella una de las más enciclopédicas cantaoras que ha tenido el flamenco.
Fue una mujer bella y de gran hermosura, con un atractivo que atraía irremediablemente a los hombres, y no sólo por su belleza, sino por su actitud ante la vida: se burló de todo y de todo se rió, no tomándose jamás nada en serio, ni el matrimonio. Jugó con los hombres lo mismo que jugó con la vida.
Todo esto hizo que pronto se convirtiera en leyenda.
Extraordinaria cantaora de seguiriyas, serranas, soleares y fandangos de su tierra natal, se dice de ella que fue la mejor y más fiel transmisora de los cantes de Silverio. Esto bastaría para merecer la gloria que se le ha ocultado. Fue además maestra de Antonio Silva “El Portugués”.
La Parrala es considerada la cantaora más general que se ha conocido hasta ahora. Además tenía predilección por los cantos machunos y sobre todos prefería nada menos que los de Silverio Franconetti: que por estar dotada de una facilidad pasmosa, cantaba por serranas, seguiriyas, livianas, cañas, polos y todos los cantes grandes por soleares.
Llegó a ser ídolo de todos los públicos de España. Con un salero sin igual cantaba la “canción del sereno” y “el pregón del pescaero”, preciosas canciones perdidas por falta de artistas que la ejecuten.
Xandro Valerio, moregueño, y Rafael de León, cuentan que, impresionados por las historias que de ella se contaban, le dedicaron un poema, mezcla de las vidas de Dolores y de su hermana Trinidad, que también trinfó en los cafés cantantes, y a la que se le atribuía adicción al vino. Al poema puso música Manuel Quiroga, naciendo así la copla de "La Parrala".
Posteriormente la inmortalizaría Concha Piquer en la película "Me casé con una estrella".
Dolores Parrales Moreno, "La Parrala", murió en 1915, en Sevilla, junto a su amigo y compañero Fernando el de Triana, autor del libro "Arte y Artistas Flamencos".

Federico García Lorca, en el “Poema del Cante” escrito en 1921 le dedica la tercera de las “Viñetas flamencas”, titulada “Café cantante”.
Lámparas de cristal
y espejos verdes.
Sobre el tablado oscuro,
la Parrala sostiene
una conversación
con la muerte.
La llama
no viene,
y la vuelve a llamar.

Las gentes
aspiran los sollozos.
Y en los espejos verdes,
largas colas de seda
se mueven.
LA PARRALA
(Letra de León y Valerio - Musica de Manuel Quiroga)
La Parrala dicen que era de Mogé
otros aseguran que fue de La Palma,
pero nadie supo de fijo saber
de dónde sería Trini La Parrala.
Las malas lenguas decían
que las claritas del día
Siempre le daban bebiendo,
pero nadie comprendía
el porqué de la agonía
que la estaba consumiendo.
Unos decían que sí,
otros decían que no,
y "pa" dar más que decir
La Parrala así cantó:
Que sí, que sí, que sí, que sí,
que a La Parrala le gusta el vino.
Que no, que no, que no, que no,
ni el aguardiente ni el marrasquino,
Que sí, que sí, que sí, que sí,
que si no bebe no "pue" cantar,
que no, que no, que no, que no,
que sólo bebe para olvidar.
¿Quién me compra este misterio?
adivina, adivinanza.
¿Por quién llora?, ¿por quién bebe?,
¿por quién sufre La Parrala?

Dos hombres riñeron una "madrugá"
dentro del colmao donde ella cantaba.
el que cayó herido dijo al expirar:
Por tu culpa ha sido, Trini La Parrala.
Los jueces, al otro día
a la Trini preguntaban
si aquel hombre conocía
y la Trini contestaba:
Yo no lo he visto en mi vida
ni sé por qué lo mataban.
Unos dijeron que sí,
otros dijeron que no,
y "pa" dar más que decir
La Parrala así cantó:
Que sí, que sí, que sí, que sí,
que a La Parrala tiene un amante.
Que no, que no, que no, que no,
que ella no quiere más que a su cante,
Que sí, que sí, que sí, que sí,
que si no bebe no "pue" cantar,
que no, que no, que no, que no,
que sólo bebe para olvidar.
¿Quién me compra este misterio?
adivina, adivinanza.
¿Por quién llora?, ¿por quién bebe?,
¿por quién sufre La Parrala?



El Príncipe Gitano - La Parrala - (puedes descargarla aquí)





Bibliografía: “Artes y artistas flamencos” / Fernando el de Triana – Gran Enciclopedia de Andalucía.
Os dejo que disfrutéis con este estracto de la película "Me casé con una estrella"
protagonizada por Concha Piquer, y filmada en Argentina, en 1951 cantando "La Parrala".

miércoles, 15 de abril de 2009

Los Toros En La Copla - El Relicario

(Rosas y Claveles - A.Blanco)


Se podría decir que la copla, genero musicar del más puro españolismo, es el equivalente el música a la pintura costumbrista española de los siglos XIX y XX.

Ambos géneros toman para sus argumentos dramas de la vida cotidiana, expresando la forma de vida del pueblo, creando una composición de pura poesía, tanto en la pintura como en el cante.

Muchos y variados son los temas que se tocan, todos relacionados con el sentimiento: penas, alegrías, amores, desengaños, celos, dolor… Uno de los elementos principales está inspirado en el mundo taurino, elemento que acarrea gran colorido y sentir.

La copla en general, presenta unas características muy definidas, tiene siempre la misma estructura: introducción, nudo y desenlace de la historia; con unos argumentos concretos y un lenguaje propio.
La copla presenta unas características muy definidas, tiene siempre la misma estructura: introducción, nudo y desenlace de la historia; con unos argumentos concretos y un lenguaje propio. La copla se inspirará para sus temas en el entorno cotidiano.

"Majas en el balcón" - Francisco de Goya


La copla va a tomar del mundo taurino los elementos más simbólicos: la figura del torero como elemento romántico, lo vistoso de la Fiesta, esas tardes de faenas, la atracción de las mujeres por esos valientes hombres que desencadenan amores encendidos y pasiones desatadas.

Cuentan historias de muchachos y hombres valientes, que se enfrentan al toro tanto dentro de la plaza como fuera de ella, en los tablaos, la mayoría gente pobre de clase humilde, que buscan a través del toreo una manera de ganarse la vida frente a su enemigo.

La figura del torero siempre lleva unida la de la mujer enamorada, tanto de su gallardía como de su valentía, enamorada intensamente, y llevando a receses ese amor en secreto.

Esa mujer sufre por su vida y llora en silencio para sí misma, más sin embargo no así en su cante, lanzando en sus coplas todo el más puro sentimiento que la vida mundana lleva escondido.

Estas coplas, historias de toros y toreros, a veces tienen un final feliz, y otras por el contrario trágico, cuando la vida del valiente es truncada por las astas del toro azabache con el que se reta.


Los celos, los amores no confesados, son otros de los elementos que tienen aquí su espacio. Unos celos que en la copla tienen su renglón de oro. El toro es la metáfora de los celos, el mayor dolor que puede sufrir la mujer. Los celos pueden asesinar un amor igual que el toro siega la vida.
No puede faltar en estas historias la presencia de la Virgen, protectora y paño de lágrimas de los dos protagonistas: La cantante y el torero.


"El Relicario" es un popular cuplé (antecedente de la copla), comn música del maestro Padilla, que narra la historia de amor entre un torero y una mujer, quién ve como él es herido de muerte por un toro en la plaza. Este cuplé lo popularizó Raquél Meller e hizo iuna grabación en 1920. Posteriormente se harían varias versiones cinematográficas de este tema, todas con el mismo título: en 1927, dirigida por Miguel Contreras Torres, y en 1933 por Ricart de Baños, con la cantante Lola Cobello. Sara Montiel lo incluiría en su película "El Ultimo Cuplé", rodada en 1957.

Raquel Meller - El Relicario - Descárgala si quieres





Sara Montiel - El Relicario - Descárgala si quieres




Aquí os dejo un enlace para para que veáis a
Rocio Jurado, "la más grande", cantando El Relicario en el espectáculo Azabache.


Bibliografía: "La Copla y los Toros" - Manuel Román - Ganaderos de Lidia.com

viernes, 10 de abril de 2009

Miguel De Molina


"Te lo juro yo"-(Danzón)- (Copla extraída gratuítamente del blog reminiscencia de la copla)

Flor Lirio Morado de aquí

Un diez de abril de 1908, nacía en Málaga, en el seno de una familia andaluza muy humilde, Miguel Frías de Molina, curiosamente el mismo año que naciera el más importante autor de las letras de la Copla, Rafael de León, de quien sería amigo y cómplice entrañable. Según cuenta él en su propia biografía, un libro emocionante y desolador a un tiempo con el título de “Botín de Guerra”, difícil de conseguir en estos tiempos de la inmediatez y el “burdoseller literario” en el que el fondo ha desaparecido prácticamente en las librerías, Miguel Frías, conocido para la posteridad como Miguel de Molina, abrió los ojos al mundo en una España donde habitaba la pobreza, los terratenientes, la superstición y la miseria que acabarían detonando en la nefasta guerra civil.

El joven malagueño aprendió con tenacidad y un espíritu inquebrantable la dureza de la vida muy pronto ya que su padre era epiléptico y pasaba los días postrado en la cama, y las mujeres de la familia: su abuela, su madre y sus cuatro tías, que lo rodearon siempre, se afanaban con esfuerzo en sacar adelante la familia sin la contribución paterna dado su estado de salud.


A los 13 años, Miguel toma la decisión de marcharse del hogar familiar. Su vida se convierte en ese momento en un puro avatar: en Algeciras consigue trabajo en un burdel regentado por una mujer conocida como “Pepa la Limpia”. Esta y su amante, encariñados con el muchacho, invitan a Miguel a viajar a Granada para presenciar un espectáculo organizado por Manuel de Falla y Federico García Lorca, en el que, por cierto, el primer premio de flamenco se lo llevase un jovencísimo y desconocido Manolo Caracol.

Aquel viaje sería una revelación para Miguel, y punto de inflexión en su vida para decidir lo que quería ser. A la gran admiración por Lorca, a quien conocerá personalmente más adelante, entablando amistad con él, se une el descubrimiento del género musical de la copla, absoluto rey del momento y banda sonora sentimental de los españoles desde mediados de los años 20. Decidido, abandona el burdel de Pepa, viaja a Tetuán y de allí a Granada y Sevilla, donde organiza espectáculos para los turistas.

La República y los “Ojos verdes”


El año de la proclamación de la República es cuando Miguel Frías se decide a dedicarse profesionalmente al mundo del espectáculo, convirtiéndose a partir de ese momento en Miguel de Molina y popularizando canciones como “El día que nací yo” y “Ojos verdes”, a cuyo nacimiento asistió. Cuentan y se tienen datos de que en 1931, en el café de Oriente de Barcelona, en una mesa con Federico García Lorca, Rafael de León y con el cantante Miguel de Molina, se escribió la letra para el cantante malagueño, aún sin música, o al menos Miguel se la pidió a su autor y amigo. Miguel de Molina se enfadaría mucho al verla cantada por otras intérpretes como Blanquita Suárez, que tampoco fue la primera en interpretarla ya que se estrena en plena guerra en la voz de Rafael Nieto, y Estrellita Castro, en versión retocada por el autor Salvador Valverde, aunque, como si fuera una cosa de destino, la canción no sería un éxito hasta que la cantara Miguel en 1939, razón de la reconciliación de los amigos.

En 1932, en el Teatro Coliseum de Madrid, participa en el espectáculo “Manolo Reyes” Al mismo tiempo, Miguel obtiene un gran éxito bailando el “Amor Brujo” de Falla, en la compañía de Antonia Mercé cuyo estreno tiene lugar en el Teatro Español de Madrid, ya que es un artista de composturas muy finas, que rompe moldes utilizando chaquetillas muy ajustadas y floreadas, que nunca ocultó su homosexualidad, marcando su enorme personalidad y cantando muchas de las coplas en masculino, como “Ojos verdes” o “La falsa Moneda”, que cuentan que salía a cantar con el torso desnudo, o sólo cubierto por unas monedas pegadas, lo que le da fama en la época republicana, y le causa persecuciones después.

Dos años más tarde, se produciría su debut en un espectáculo propio. Fue en el Teatro Fontalba y entre otros números, interpretaba el pasodoble Mujeres de España y Gabriel Montoya, una canción gitana con letra de Rafael de León. En Mayo de ese mismo año, intervendría en Tapices del tablao español, junto a la fabulosa Carmen Amaya, que se estrena en el Liceo de Barcelona,


Miguel triunfa en Madrid, Barcelona y Valencia donde alcanza su madurez y consagración artística. El estallido de la guerra civil le coge rodando su primera película en Barcelona, que nunca sería estrenada como represalia, y se entrega a la labor de animar con sus espectáculos a las tropas republicanas, lo que le costaría con la dictadura muy caro.


En la España ya franquista Miguel de Molina recibe la visita de un empresario, miembro del Movimiento, quien le obliga a firmar un contrato para actuar por toda España. Si no acepta las condiciones, se le prohibirá trabajar y su pasado como artista en las tropas republicanas le pasará factura.

Además su carrera artística, casi meteórica, se vio perjudicada por su condición de homosexual. El artista cobraba 5000 pesetas por actuación pero con la instauración de la dictadura, el empresario sólo le ofrecía 500 pesetas. Además, lo obligaba para que aceptase pues en el caso contrario lo acusarían de republicano.

Cuando lleva un año junto a otra compañera actuando para este empresario, aunque sabe que detrás hay alguien más importante, decide no renovar el contrato y así lo comunica a su interlocutor.


Recibe esa noche una visita de tres individuos que le obligan a subir a un coche manifestándole que tienen orden de llevarle a la Jefatura Superior de Policía en el Paseo de la Castellana, pero el vehículo seguirá hasta un descampado donde Miguel de Molina es brutalmente torturado: le arrancan el pelo a jirones, le rompen varios dientes y le desfiguran completamente la cara mientras le gritan “esto por rojo y maricón”, como aseguran que pasó en el caso de Federico García Lorca, antes de fusilarlo. Probablemente quienes le propinan la paliza lo dan por muerto, razón por la que salva, a pesar de las lesiones, la vida.

También recibe una notificación para ser confinado en Cáceres y de ahí pasará a Buñol, donde se le prohíbe trabajar. Consigue de un amigo un pasaporte para viajar a Buenos Aires, y se exilia. En la capital argentina triunfa allá donde actúa y adquiere una casa. Sin embargo, un día recibe una orden de que debe abandonar el país, por orden de la embajada española, y es extraditado sin más explicaciones. Cuando vuelve a España se ve obligado a malvivir y descubre que todas sus desgracias: la explotación en las actuaciones durante los primeros años del franquismo, la paliza, la prohibición de actuar, su expulsión de Buenos Aires, etc. se deben a un mismo personaje: un alto funcionario de Asuntos Exteriores del gobierno de Franco al que no conoce ni ha visto jamás.


Huye entonces a México y vuelve a sucederle lo mismo: Miguel de Molina está teniendo un notable éxito allá donde actúa, pero los teatros son controlados por un sindicato que preside Jorge Negrete. A partir de ahí se le intentan “reventar” algunos espectáculos; colocan petardos en sus actuaciones e incluso una de ellas es interrumpida con grandes gritos por el secretario de Negrete: ni más ni menos que Mario Moreno “Cantinflas”.

Por fortuna para el artista, el gobierno de Argentina cambia y Miguel de Molina recibe una llamada de Eva Perón para que actúe en Buenos Aires en un festival benéfico. Hasta allí viaja Miguel y le cambia la vida. Firmará contratos con multitud de empresarios y trabaja holgadamente.


En 1957 vuelve a España y recorre toda la geografía española actuando, aunque tiene que aguantar todas las crónicas que en su contra se escriben por su condición de homosexual y republicano, con toda clase de mofas y desprecios, por lo que regresa a Argentina, entristecido, para no volver a España, donde murió, y fue enterrado en el cementerio de la Chacarita con grandes honores, lejos de su Málaga natal, que hoy trata de recuperar sus restos desde el centenario de su nacimiento, en 2008.


Lo que resulta indudable es que Miguel de Molina, un siglo después, es el gran mito, la enorme figura de la Copla española, por encima de las vicisitudes y las pruebas de la vida. Quizá como en la copla “Antonio Vargas Heredia”, podría achacársele aquello de que era “El más arrogante y el mejor plantao, y por los contornos de Sierra Morena, no lo hubo más guapo, más bueno ni honrao”.

Quizá algunos muertos, como Antonio Machado o Miguel de Molina, siguen vivos en nuestra memoria, como ejemplos de integridad moral, creativa, intelectual y humana, aunque tuvieran que marchar, morir y enterrarse en tierra extraña.

Biografía escrita por : Manuel Francisco Reina es escritor y crítico literario


miércoles, 8 de abril de 2009

La Copla En La Política Española

(Flor Rosa Roja) imagen de aquí


(Pasodoble "María del Carmen" de Valverde, León y Quiroga, cantado por Imperio Argentina)

La Copla que nace como tal a principios del siglo XX desbancando a la Tonadilla escénica y el cuplé se consolida como un género con identidad propia dentro del cante popular español, y es aupada a los ambientes intelectuales y pensadores como Manuel de Falla, Rafael Alberti, Lorca, y la totalidad de la Generación del 27, manteniendo este ambiente una estrecha relación cultural con la copla y sus artistas. De hecho Federico rescató del olvido coplas como Los cuatro muleros, En el café de Chinitas, Los Peregrinitos o Anda Jaleo. La copla se consolidó con durante la golpeada II República Española.


En la España dividida durante la Guerra Civil se oían las mismas coplas en ambos bandos, y una vez finalizada la contienda continuó siendo un género muy popular.


Con la victoria golpista, se le cambió el intelectual término de “copla” por el más casposamente patrio de “canción española” o “canción andaluza”; sus canciones más comprometidas fueron censuradas o prohibidas, y sus representantes republicanos, como Miguel de Molina o Angelillo, perseguidos, encarcelados, golpeados, insultados y, finalmente, exiliados.

Rafael de León, el inmortal autor de “Ojos Verdes” en el Café de Oriente de Barcelona, uno de los templos de la Copla, en una noche memorable de 1931 con Lorca y Miguel de Molina como parteros de esa canción, llegó a decir en una de las escasísimas entrevistas que concedió: “La Guerra Civil es un río de sangre: por una orilla va Concha Piquer, y por la otra, Miguel de Molina.”


La Dictadura franquista acoge en su ideología elementos populistas, que le sirven para formar la cultura del régimen. Fomenta y reserva un lugar de honor a los toros y la copla, que gozan de la pasión del pueblo.
Es de sobra conocido el gusto de Franco por la copla y las actuaciones de las Tonadilleras en las celebraciones del El Pardo. La copla vivió una época de oro bajo su palio.


En un momento en el que el censor alargaba faldas y cortaba diálogos la gente de a pié se volcó con las únicas artistas que no eran cuestionadas por el régimen: las tonadilleras, mujeres que, entre líneas y de forma sutil, trataban temas prohibidos. Cuando la tonadillera sale al escenario se produce una comunicación con el público sin igual, ella interpreta, dramatiza, vive y trasciende la historia que canta y el público se introduce en dicha historia y la vive.
Ella es hilo conductor entre la historia y el público y quizás ella sea protagonista real de un amor con un torero.

La identificación que se hizo de copla y Franquismo llevó en los primeros momentos de la Democracia al estancamiento y declive del género: algunos sectores sociales lo consideraron como algo característico de la España más retrograda y menos Europea.

A pesar de que los matrimonios o amoríos entre toreros y tonadilleras seguían ocupando las portadas de las revistas del corazón.


La copla resurgió en la Expo’92 de Sevilla, con el espectáculo Azabache, que resumió su devenir reuniendo artistas pertenecientes a diferentes generaciones, Rocío Jurado, Juana Reina, Nati Mistral e Imperio Argentina. Pero no debemos olvidar la gran labor que realizó Carlos Cano en la revitalización de la copla.


Actualmente nuestras tonadilleras continúan con la tradición. Se han abandonado elementos característicos de antaño, como las batas de cola. Los temas a los que se cantan también son otros, la sociedad es otra, los valores y gustos del público otros.

Pero bien es verdad que coplas históricas como Cinco Farolas, Ojos Verdes, El Relicario siguen siendo de las preferidas del público.

Fuentes: Manuel Francisco Reina

Ganaderos de Lidia



miércoles, 1 de abril de 2009

Juana Reina

"Flor Blanca con fondo Negro" - Imagen de aquí


"Ay Sevilla, villa, villa"-Juana Reina

Juanita Reina no era solo una tonadillera, sino una verdadera actriz dramática. Su voz, su ademán y sus dotes expresivas hicieron que la copla, la tonadilla, cobraran un lucimiento total. Todo ello estaba en los duendes de sus manos, de sus pies y de sus labios. Su garganta parecía temblar cuando subía al escenario a expresar, a sentir, cada hermosa canción. Juanita Reina incorpora al folclore español una personalidad y un estilo irrepetibles.


Nace Juana Reina Castrillo, artísticamente conocida como Juana Reina en Sevilla, el 25 de agosto de 1929, en pleno barrio de la Macarena.

Hija de Miguel Reina, (quien en principio era reacio a la vocación de sufija, pero que posteriormente sería su empresario), aprendió a bailar en la Academia de Enrique El cojo, y solía cantar en los eventos de la época que se celebraban en su barrio.

Cuando contaba trece años de edad, actuó por primera vez en una función infantil celebrada en el Teatro Cervantes de Sevilla, cantando una canción de Estrellita Castro “María Salomé”, obteniendo gran aclamación del público. Su padre, al enterarse de ello, y dándose cuenta del arte de su hija, consiguió, gracias al préstamo de 125.000 pesetas que le proporcionó una prima, montarle su primer espectáculo, “Los Churumbeles”, para presentarla a toda Andalucía.


Su primera grabación sonora llegaría en 1942, para la Compañía del Gramófono Odeón. Aquel disco de pizarra incluía las bulerías Los Churumbeles originales de Naranjo, Gardey y Currito y el pasodoble Cristo cordobé con letra y música de José Mezquida


Después marchó a Barcelona y siguió cosechando éxitos; allí grabó su primer disco con “la Voz de su amo” y realizó su primera película, “La Blanca Paloma”. En el Teatro Reina Victoria de Madrid estrena con rotundo éxito “Tabaco y Seda”, de Quintero y Quiroga, y con él recorre toda España. A partir de Entonces se suceden: “Cuentos de María Millones”, “La rosa Eterna”, “El Puerto de los Amores”, “Solera de España”, “La niña Valiente”, y “Rosa Espinosa”. En 1958 realiza una gira por América, dando recitales en Cuba y Venezuela. De nuevo en España representa un nuevo espectáculo “Sevilla, Trono y Tronío”, con el ballet del que poco después se convertiría en su marido: el también sevillano, Federico Casado Algrenti, “Caracolillo”, maestro indiscutible de danza en el más puro estilo.

Continuaría otra serie de espectáculos: “Filigrana Española”, “Al compás de mi cante”, “Canción y Danza” y “Con el arte por bandera.

También intercala cine: “”Canelita en Rama”, “Macarena”, “Serenata Española”, “La Lola se va a los puertos”, “Vendaval”, “Sucedió en Sevilla”, “La novia de Juan Lucero”, “Aeropuerto” y “Lola la Piconera”.

La boda se celebró el 15 de junio 1964 en la Basílica de la Macarena. Un año después nacería su único hijo, Federico Casado Reina.


Tras vivir un tiempo en Madrid, regresaría a Sevilla donde su marido, el Maestro de Danza "Caracolillo" inauguró una mítica Academia de Danza que popularizó las sevillanas a nivel mundial.


Durante su madurez compaginó su papel como madre y esposa con algunas seleccionadas actuaciones, con gran éxito ("Cantares", presentado por Lauren Postigo, o "Las Coplas", presentado por Carlos Herrera), así como sus recitales en los ciclos de Copla en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, donde actuaba con los alumnos de la Academia de "Caracolillo".

Tuvo la culminación de su carrera en el "Azabache" de la Exposición Universal de Sevilla en 1992 junto a Rocío Jurado, Nati Mistral, María Vidal e Imperio Argentina. Juanita reina obtuvo múltiples condecoraciones y premios, bien merecidos por ser una genial y admirable artista, y por su buen hacer humano.


Falleció el 19 de marzo de 1999 en Sevilla, a causa de una insuficiencia respiratoria.

Sus restos descansan en el cementerio de San Fernando de Sevilla.


Bibliografía: Juanita Reina: Un estilo, una época - Maria José Pérez Ortiz - Editorial Arguval


 

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