sábado, 31 de enero de 2009

Estrellita Castro

(Flor: Azucenas)

(Copla "Maria Magdalena")

(Copla "Barrio de Santa Cruz")

Se puede decir que Estrellita Castro es “La Canción Andaluza” por excelencia. Aunque anteriormente, otros muchos la habían interpretado con la forma del Cuplé, fue ella, mujer andaluza, menuda, graciosa y sevillana, nacida prácticamente a la sombra de la Giralda (calle Mateos Gago), quien hará bandera de Andalucía en la Canción, paseándola en triunfo por todo el mundo.

Debutó a los diez años en el sevillano "Salón Novedades", de allí, pasó a "El Tronío", de calle Sieras y de "El Tronío” a los principales teatros de París, Londres, Berlín, Roma, y Nueva York. Protagonizó cuarenta y cinco películas, algunas sumamente conocidas como "Mariquilla Terremoto", "Suspiros de España", "El Barbero de Sevilla", "La Gitanilla", "Los Hijos de la Noche", "La Patria Chica", "La Maja del Capote" y otras tantas y tantas más.

Sin embargo si por algo ha pasado a la historia Estrellita Castro ha sido por esa Canción Andaluza hecha Copla, de la que se ha hecho figura arquetípica y hasta mítica. Estuvo muy por encima de diferencias políticas y religiosas, fue íntima amiga de Angel Pestaña y de Indalecio Prieto, quienes le ayudaron a salir del Madrid asediado por las tropas de Franco en 1936, para pasar a Cuba y Alemania. En su madurez contó con otro amigo, gran admirador suyo, al que Estrellita guardaba un noble agradecimiento: Manuel Fraga, quien, siendo ministro de Información hizo embalsamar el cadáver de la madre de Estrella (que estaba de gira por América), para que a su vuelta pudiera contemplar por última vez su cuerpo ya sin vida.

Su Vida

Nació Estrella Castro Navarrete, el 26 de Junio de 1908, como ha he apuntado antes en Sevilla, en la calle Mateos Gago, hija de de padre gallego, José Castro y de madre Malagueña, Sebastiana Navarrete, de la que Estrellita heredó una gracia y el salero que mantuvo hasta el final de sus días.

El entorno familiar en su infancia fue difícil, aún a pesar de que ella contaba que fue muy feliz. La escasez de medios económicos y la clase humilde de la familia, compuesta por el matrimonio y doce hijos, provocaba, tal vez como en tantos hogares de entonces, la falta de alimentos para mantenerse, situación que se agrava aún más al caer enfermo el cabeza de familia, motivo por lo cual, Estrellita, siendo una niña de apenas seis años, se pasara la mayor parte del tiempo por las calles pegada a los pianillos ambulantes de la época cantando para todos los que circulaban por las calles a cambio de las monedas que tuvieran a bien darle.

Otro recurso que tenía era el colarse en los cines donde proyectaban sesiones de películas mudas y ella cantaba algo al principio o al final de cada cinta. Otra manera de llevar a casa algunas monedas. Igualmente cantaba en los bautizos, primeras comuniones o bodas que se celebraban en las cercanías, siendo éstos el escenario de sus improvisadas actuaciones. Esas canciones se las había enseñado su madre o bien las escuchaba en los patios de vecindad.

Para colmo de males su madre también cayó enferma empeorando aún más la situación económica, por lo que Estrellita no tuvo más opción que buscar una colocación allí donde la hubiese. La encontró en una conocida academia de baile en Sevilla, que regentaba el célebre maestro Realito, en la Alameda de Hércules Le pagaban cierta cantidad por su trabajo de criada, y también ella aprovechaba para quedarse en un rincón del estudio del maestro, donde no perdía ninguna de las enseñanzas que Realito daba sus alumnos, y fue allí dónde el pianista ciego al que conocían por Triano, la aleccionó en una colección de cantes por mediación de la Marquesa de Bermejillo

De ahí pasó a unirse ínfimas compañías de variedades, y acompañada siempre por su madre, Sebastiana, popularmente “La Sebastiana” y hermanos, recorre casi todos los pueblos de la geografía andaluza, pernoctando en pensiones que muchas veces no podía pagar, porque no había cobrado su actuación.

Fue presentada ante el público a los 12 años. Casualmente, el intelectual matador de toros Ignacio Sánchez Mejías la llevó a un festival benéfico que había organizado, ganando Estrellita el primer premio: Una moneda de oro de de veinte dólares, una caja de bombones y una gran muñeca, así como unos zapatos de charol que le regaló la marquesa.
El maestro Realito la contrató para que cantase en la feria de Sevilla, así como en las fiestas que la aristocracia sevillana organizaba en Jerez y Sanlucar de Barrameda.

Fue también la mencionada marquesa la que la invitó a cantar ante los Reyes de España en una recepción que tuvo lugar en los Reales Alcázares sevillanos.

Estrellita, que era menuda de tamaño, tanto que en el barrio era conocida como "La Comina", conquistó con su arte espontáneo a Don Alfonso y Doña Victoria Eugenia. La Reina, tras felicitarla concluido su número, le preguntó qué es lo que desearía tener como regalo. A lo que la diminuta artista, sin vacilar, respondió que un mantón de Manila y una pulsera de brillantes. Pueden imaginarse la carcajada de la Soberana al escuchar tan rápida respuesta. Aunque sorprendida ante tal petición, Doña Victoria Eugenia complació a la pequeña, enviándole días después el mantón de Manila y una valiosa pulsera, que Estrellita Castro conservó hasta que un desgraciado día tuvo que empeñarla, muy a disgusto, por quinientas pesetas.

Estrellita Castro tendría en adelante otras ocasiones en las que cantó para los Reyes, una muy señalada en la Exposición iberoamericana de Sevilla del año 1929.

Aun contando con ese alto honor que se le dispensara al actuar para sus Majestades, Estrellita Castro tuvo serias dificultades para cantar profesionalmente por causa de su minoría de edad.

También con doce años participó en un concurso de saetas celebrado en el Salón Imperial de la sevillana calle de las Sierpes. De aquel concurso les salió un contrato, a razón de un duro diario. Pasó luego al Novedades, pero fue denunciada por no tener la edad reglamentaria. Intervino cerca del Gobernador, un aristócrata, el Marqués de Valle de la Reina, y Estrellita se arrojó un día a los pies de é para que le levantara la prohibición de actuar en un salón público. Ella invocaba la pobreza que presidía su casa, a la que había llevado muchos días el dinero preciso para sustentar a sus padres y hermanos. Tal historia conmovió al Gobernador, quien permitió a la muchacha continuar su carrera artística.

Tenía quince años cuando conoció a, Juan Carcellé, director artístico, que más adelante se interesaría también por Lola Flores, y que la contrató para que actuase en el teatro Romea de Barcelona, cobrando noventa pesetas diarias. Pero gracias al éxito que obtenía cada noche, le pagaron hasta trescientas pesetas, cifra extraordinaria para la época.

Cantaba cuplés andaluces, pues entonces nadie denominaba a esas canciones coplas como en época contemporánea. Pastora Imperio, Amalia Molina y Dora la Cordobesita eran las máximas exponentes de aquel cuplé que había dejado de ser afrancesado para reunir tanto argumento cómo melodía andaluza. Estrellita Castro dotó a ese género de una personalidad única, centrada sobre todo en su gracia, su baile y su cante con una voz aguda, muy sevillana. Era un encanto verla u oírla, porque contagiaba con su alegría. Empezó a peinarse un caracolillo de pelo sobre la frente, lo que acentuaba más aún su encanto y belleza.
Era el momento en que junto a Conchita Piquer y Luisita Esteso, Estrellita era la reina del campo frívolo.

Pero como todas las canzonetistas de los años treinta, Estrellita soñaba también en América, a donde marchó, obteniendo, especialmente en Buenos Aires, resonantes éxitos, ganando toda una fortuna.

Esa travesía por tierras americanas de habla hispana la realizó Estrellita Castro durante 1932 y 1933, recorriendo Argentina, Uruguay y Brasil. Al continente americano volvería en 1938. En aquella primera gira conoció a Carlos Gardel haciéndose ambos muy amigos.

Triunfal fue su regreso, presentándose en 1933 en el Coliseum de Madrid, para estrenar esa canción tan española, tan nacional, que la hizo popularmente famosa, y que aún hoy día se sigue escuchando con total vigencia y utilidad folklórica: Mi jaca. De Perelló y Mostazo.

"María de la O" fue primera canción, original de Valverde, León y Quiroga.
Cuentan que Pilarín Arcos se adelantó en grabarla. Pero para la historia de la copla ha quedado la creación insuperable de Estrellita Castro. Dado el éxito extraordinario de la copla (Quiroga la mencionaba como una de sus tres marías, las otras eran "María Magdalena" y "Ay, Maricruz") resolvieron ampliar y desarrollar su argumento, convirtiéndolo en pieza teatral (luego se llevaría al cine por Pastora Imperio y Carmen Amaya), en la que Estrellita tuvo su papel protagonista en el citado teatro Romea, en el año 1936.

Rodó un cortometraje cantando "Milonga sentimental".

La filmografía de Estrellita Castro se compone de otros cortometrajes, donde incluyó algunas de sus primeras canciones: "Patio andaluz", "La prisionera", "Angustia Heredia", "Manolo Bienvenida" entre otros, pero película que lanzó al estrellato cinematográfico a Estrellita Castro fue " Rosario la cortijera", que León Artola dirigió en 1935, un folletín de mucho cuidado en el que cantaba "Carita de Emperaora", "Es el cariño lo mismo y "Son las cosas del querer".

En una de sus actuaciones cara al público, Estrellita Castro estrenó su versión de "Ojos Verdes" que, en honor a la más pura verdad no obtuvo el éxito apetecido por sus compositores, en especial Quiroga. Serían Miguel Molina y Concha Piquer, respectivamente, quienes encumbrarían aquella copla.

Compitió con Imperio Argentina cantando el pasodoble Rocío, si bien Imperio Argentina lo interpretó a modo de tango, y otras composiciones de Quiroga y Mostazo, los músicos más populares de entonces.
Parte de la guerra Civil la vivió entre Madrid y Valencia, partiendo posteriormente a Cuba. En la Habana entusiasmó al público cantando el pasodoble de castellanos y Villegas "La morena de la copla", cuya letra exalta las bellezas que pintaba julio Romero de Torres.

Su popularidad se extendió por Alemania, al aparecer constantemente su agradecido rostro en las revistas de espectáculos, hasta que el propio Hitler quiso conocerla. A través del director Benito Perojo se entrevistó con ella, estando presente Goering. Hitler regaló a la artista sevillana cierta cantidad de marcos. El Marqués de Magaz, embajador de España, invitó a Estrellita a las fiestas que se celebraron en honor de la embajada española, encabezada por el general Moscardó, Mola, y otros conocidos visitantes. A petición del general Moscardó, Estrellita tuvo que cantar una saeta, con la fuerza y el temperamento con que ella las cantó siempre, desde la Campana o desde cualquier rincón de su sevillana en Semana Santa.

También fue Estrellita admirada por Benito Mussolini, con ocasión del rodaje de una película en Italia. El Duce, a través de su sobrino, productor del filme, concertó una entrevista con la estrella que, gentilmente, cantó para el dirigente italiano. Este le regaló una sortija con una esmeralda y un brillante.

Estrellita Castro siempre manifestó que su estancia en Alemania y su encuentro con el dictador Nazi no significó que simpatizara en absoluto con su política.

De nuevo en España, en 1940 protagonizó "La Gitanilla", que fue su mejor interpretación en la pantalla, basado el argumento en la novela de Miguel de Cervantes. En ese tiempo de postguerra, las canciones de Estrellita Castro sonaban constantemente en la radio."¡Ay Maricruz!, era una de ellas.
Otras películas de Estrellita Castro, fueron: "Torbellino"(1941), "Los misterios de Tánger" (1942), "La patria chica" (1943), "La maja del capote"(1943) y ya, en las siguientes décadas sólo con colaboraciones especiales en "Gitana tenía que ser", "La niña del patio" y "Casa Flora".

Si bien la decadencia cinematográfica de Estrellita Castro se hizo patente antes de la media década de los 40, su nombre siguió figurando en la cabecera de espectáculos.

La carrera artística de Estrellita Castro jamás se oscureció por efecto de los años, porque ha sido la más feliz interprete de nuestra canción popular y la que mas aplausos ha cosechado a lo largo y ancho de su dilatada carrera artística.

Estrellita siguió fiel a la canción andaluza, con un estilo distinto al de las demás cantantes, porque ha sabido ser poéticamente La Lirio y la Maria Magdalena de sus canciones, La clavera y Rosa Rosario, La niña de la ventera, La reina gitana o Soleá, y, esencialmente, esa indiscutible y dramática María de la O, donde ha quedado inmortalizada, desde que se detuvieron las manillas del tiempo, con sus Tientos del reloj.

Estrellita Castro era una artista que no podía aceptar verse relegada de los escenarios y aun en sus últimos tiempos, cuando era reconocida en teatros o salas de fiestas como espectadora, se levantaba y elevando su mano derecha correspondía al calor popular con la mejor de sus sonrisas. Apenas veía ya pero disimulaba, incluso en sus comparecencias en televisión.
Era pasión por trabajar hasta casi el final de sus días unida a la sencillez con la que se presentaba en actos públicos nos hizo pensar que su economía era menguada. Dícese que ayudó también a quienes demandaron su protección y que tuvo una existencia pródiga. No obstante, quedó claro que vivía sin apuros, disponiendo de propiedades y joyas suficientes para valerse sin agobios. El caso es que cuando la veíamos con su cuerpo menudo, ya privada de la visión en cualquier estreno folclórico a los que acudía como un mito viviente de la copla, suscitaba la admiración general, la ternura, el reconocimiento a quien había sido una de las mas grandes artistas del género.

La muerte de su compañero sentimental Demetrio Corbi, con quien pensaba casarse, precipitó, acaso, el inmediato final. Una mujer que tuvo muchas desgracias, guardadas para sí. Prefería sonreír siempre a la vida. Nos abandonó el 10 de Julio de 1983, a los 75 años.

Estrellita Castro no tiene edad. Tiene, sí, una calle en Sevilla y su pasado está siempre en el presente de los que la admiran.

Fuentes: Biografías Mujeres Andaluzas, Portal del cante andaluz, Galeon

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